jueves, 16 de abril de 2020

MADRUGADA- Poesía- Francisco Urrea Pérez- Poetas colombianos


"Develar un infinito donde encontrar tu risa
Un eclipse con tu alegría sobre tus ojos negros
el paso de tu piel
en travesía de horas sobre el vértigo como de entretiempo
sigue envolviendo ese arcano perfumado con orquídeas
desdoblado en la estación de la fiebre hecha madrugada." Francisco Urrea Pérez


jueves, 20 de diciembre de 2018

ME VISITA LA MUERTE




ME VISITA LA MUERTE
Francisco Urrea Pèrez


Sobrevino una soledad aguda y grave y con ella empezó a coquetearme la muerte.

No me sorprendió; más bien, en medio de la fiebre y de la cercana realidad, observé mi entorno y mi mundo. 

Miré a ver si el sentimiento por mí mismo en esta despedida me tocaba el alma.

Y sí. Hice un viaje por los nuevos tiempos. La vida sin mí.
Quizá el mayor desierto que debo cruzar y solo. Mejor, acompañado por las fuentes que se secarán con mis ojos.

Mis pasos se soportan en los posibles amores cercanos, lejanos o imaginarios.

Me gusta la música de piano y  de órgano. Tal vez quisiera hacerme asistir por ellas.

Los amores cercanos, los que dan las usanzas de la familia y de la sociedad de obligatorio tránsito.

Los amores lejanos, ciertamente aquellos que no se dejaron conocer o que los abrigó el silencio hasta incendiarlos.

Los amores imaginarios, con los que vibró mi existencia, aun siendo palpables, esto es,  en la certeza de amar y ser amado y recibir alegría y esperanza, con el sabor del “para siempre”, con  el tacto de almas en dimensiones conocidas y echadas al fuego de la eternidad.

¡Me voy!  Quiero irme como vine; con la sorpresa de abrir los ojos a la vida y con el asombro de ver sin la mirada, que no es más que todo el sentir de mis sentires lanzados al abrazo frío de quien vino a cortejar mi paso por la existencia.


20/12/18



jueves, 15 de noviembre de 2018

VIEJO PARAGUAS- Francisco Urrea Pérez- Escritor Colombiano

VIEJO PARAGUAS.
Francisco Urrea Pérez



Hoy vacila el aguacero. Puedo sepultar en el día plomizo mi disipación. 

Me embriago leyendo en tus manos mi destino, caminado por ese puerto al que llegué alguna vez sin saberlo.

¿Y quién eres?, voy a decírmelo. Pero, es que, ¡son tantas tú a la vez!

Han pasado los sueños y, sin verte, cada día sé más de ti. Cada día me sumerjo en ti buscándome.

Te encuentro en las estancias que frecuentabas, en los espejos que no grabaron tu rostro sino que se enamoraron de ti y también, como yo te buscan.

Hay algunas alegrías presentes en tu encanto. Hay tristezas envueltas con madrugadas y tus pasos, a ritmo de toda tú, vienen hacia mí  y pasan  de largo como un extraviado tren.

Estamos en la misma ciudad y sé dónde encontrarte; prefiero esperar a cruzarme contigo en alguna de nuestras calles.

Y aún no llueve y quiero que llueva. Quiero que llueva para ir con mi paraguas bajo la lluvia y en tu compañía imaginaria gozarme la ciudad.

Quiero embriagarme con el viejo RON pero desde que no supe más de ti, no bebo; me guardo para cuando te encuentre, quizá en algunos de mis sueños.

No guardo ninguna imagen tuya en fotografías. No tengo ningún objeto de ti y nunca quise quedarme con alguno sin tu consentimiento.

Hoy, que el aguacero se anuncia fui a buscar el paraguas y lo encontré y con él te encontré a ti. Ese viejo paraguas lo comparamos y lo compartirnos tantas veces en los inviernos tomados de la vida y con toda felicidad.

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